El mensaje del drama y las increíbles actuaciones son la razón principal por la que es toda una joya escondida de los dramas coreanos.

El elenco joven lo hizo muy bien: Han Ji Min quien se transformó por completo en Kim Hye Ja y conectó a la perfección con su versión adulta; Son Ho Jun siendo el personaje de comedia que hacía ameno el drama; y Nam Joo Hyuk en un papel tan vulnerable y destruido, que implicó todo un reto de la actuación y logró transmitir todas las emociones tan delicadas de su papel. Pero quienes me impactaron fueron los actores adultos: Lee Jung Eun demostrando que un personaje aparentemente simple como una ama de casa, esposa y madre es tan complejo como el resto; Ahn Nae Sang que realmente me conmovió con todas sus expresiones con cada uno de los personajes y lo versátil que es en su actuación; y finalmente Kim Hye Ja, se ganó toda mi admiración como actriz, ella como protagonista se enfrentó a un rol díficil en el cual no decepcionó en lo absoluto.

Realmente creí que al ser un drama enfocado en la historia de una mujer mayor me aburriría rápidamente y agradezco haber estado totalmente equivocada. 12 capítulos fue la cantidad ideal para desarrollar la trama. De verdad disfruté ver a Kim Hye Ja y todas las dificultades por las que pasó no solo ella, sino el dolor y las emociones de sus padres al ver a su hija de 25 años convertida repentinamente en una mujer de 70 años y como Hye Ja nunca perdió el animo de volver a su vida normal y siguió trabajando para alcanzar sus sueños.

Los últimos capítulos me destruyeron por completo, el drama tiene un propósito y un mensaje que quiere hacer llegar, cualquier persona pensaría que lo que ocurre no tiene sentido, pero sé que es la manera más realista en la que pudieron haber representado la historia de Kim Hye Ja y fue precisamente lo que me conmovió más.